Algunos confiesan que ver a su familiar en el ataúd con buen aspecto les ayudó a vivirlo mejor. Así explica sus experiencias Francisco
Sí, sí, fue lo peor que llevé. Cuando yo la ví que entré por la mañana, cuando la ví que estaba así, viendo a la pared y fue cuando la vi, parece que me habían clavado un clavo y eso no se me quitó hasta que no la vi en el tanatorio, como las pintan, las ponen tan guapas, ahí parece que me reanimé, al verla yo… ah…no sé, hice así “¡ah!”, y parece que…Pero todavía está ahí algo metido.
(...)
E: ¿No, no cambiaría nada de, de las decisiones que tomó, de cuidarla en casa?
P: No, no, no, nada, nada de nada, fue por la… lo que le estoy diciendo y yo decía entre mí “y qué triste es verla”, “y ya no puedo hablar con ella” y “ya no puedo decir nada.” Y aquello fue lo peor que llevé y luego sin embargo cuando la vi, en el tanatorio, con las uñas pintada de rojo, quería re…parece que se estaba riendo y quería decirme algo y hice así “ay”, y me quedé como a gusto, a ver si me entiende.
E: Sí
P: Me quedé más relajado, pero esta cosilla ah…todavía….todavía pica un poquillo.